Las organizaciones de todo el planeta son muy conscientes de las consecuencias vinculadas a la violación de datos. La información confidencial que termina en las manos incorrectas puede ser vendida en el mercado negro y hasta provocar robo de identidad. En general, la seguridad empresarial se centra en salvaguardias para impedir que los hackers penetren en la red y logren acceder a esta información. Si bien ese es un buen punto de partida, las organizaciones suelen desestimar ingenuamente los peligros que implica el robo de datos que inicia alguien desde adentro.
Las amenazas internas ocurren cuando alguien de confianza de adentro (empleado actual o antiguo, contratista o socio comercial), que tiene acceso a la información confidencial de la organización, de manera no intencional o deliberada, participa en actividades que perjudican la seguridad y protección de esta información.
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